El Rosario no es una práctica relegada al pasado, como una oración nostálgica de otra época. Al contrario, el Rosario disfruta de una nueva primavera.
El Rosario
¿Por qué rezar el rosario?
Lo que dice el Papa Benedicto XVI...
(En el rezo del Rosario), te confío las intenciones más urgentes de mi ministerio, las necesidades de la Iglesia, los grandes problemas de la humanidad: la paz en el mundo, la unidad de los cristianos, el diálogo entre todas las culturas.
Recibir la gracia y luego llevarla a nuestros hermanos y hermanas...
Que María nos ayude a acoger la gracia que emana de sus misterios, para que a través de nosotros pueda "irrigar" la sociedad, comenzando por nuestras relaciones cotidianas, y purificarla de tantas fuerzas negativas abriéndola a la novedad de Dios.
El Rosario, cuando se reza con autenticidad, no mecánica y superficialmente, sino en profundidad, trae paz y reconciliación. Contiene en sí mismo el poder sanador del Santísimo Nombre de Jesús, invocado con fe y amor en el centro de cada Ave María.
Meditar la Palabra de Vida transforma nuestros corazones...
El rosario, cuando no es una repetición mecánica de fórmulas tradicionales, es una meditación bíblica que nos remonta a los acontecimientos de la vida del Señor en compañía de la Santísima Virgen, guardándolos, como ella, en nuestro corazón.
El Rosario es, sin duda, uno de los signos más elocuentes del amor de las jóvenes generaciones a Jesús y a su madre María.
Mantener el rumbo en el mundo en que vivimos...
En el mundo fragmentado de hoy, esta oración nos ayuda a poner a Cristo en el centro, como hacía la Virgen, meditando interiormente todo lo que se decía de su Hijo, y luego lo que Él hacía y decía.
Cuando rezamos el Rosario, revivimos los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación; recorremos las distintas etapas de la misión de Cristo.
Ad Jesum per Maryam ... pidamos a María que nos enseñe a amar a Jesús a través de su Corazón Inmaculado...
Con María, volvemos nuestro corazón hacia el misterio de Jesús. Ponemos a Jesús en el corazón de nuestras vidas, de nuestros tiempos, de nuestras ciudades, mediante la contemplación y la meditación de sus santos misterios de alegría, luz, dolor y gloria.
Que esta buena costumbre no cese; que continúe incluso con mayor celo, para que, en la escuela de María, la lámpara de la fe brille cada vez más en el corazón de los cristianos y en sus hogares.
Los Baluartes rezan por 5 intenciones en particular
- el Papa
- sacerdotes
- vocaciones
- familias
- evangelización